lunes, 15 de diciembre de 2014

III Relato de Nuestro Concurso de Super Fantasy

¡Vamos! ¡Queda muy poco tiempo para que cerremos el concurso de relatos de Super Fantasy! (De hecho, hoy mismo).

Mientras tanto, os dejamos con el último de los relatos. Muchas gracias a Manuel Calzado Vidal que nos trae una auténtica sesión de juego (es muy reconocible la primera misión y que debió terminar con éxito pero con el tiempo muy justo). Os dejamos con el relato:

Morrofeos

Pateó la puerta. Entró en la sala y arrasó los morrofeos antes que fueran capaces de saber qué infierno se había desatado en la sala. No había tiempo. El ladrón quería haber abierto la puerta con sus ganzúas. Pero no había tiempo para sutilezas. El portal estaba al final de las mazmorras y se estaba cerrando. No había tiempo.

Aún estaba sacando las ganzúas, cuando escuchó la puerta hundirse a su lado, mientras esquirlas de madera le golpeaban la cara. Gritos, disparos, ... apenas un par de segundos y el silencio cubrió el lugar. Solo sentía su corazón latir... silencio... esperó durante unos segundos ... silencio... sorprendentemente la mazmorra estaba en calma... la pequeña masacre que el vaquero había organizado, no había transcendido más allá de la habitación.

-¡Uy, un cofre!- dijo la niña correteando a su lado y entrando en la habitación. Este equipo que habían formado no le daba nada de tranquilidad. Guardó las herramientas y entró en la habitación.
Apartó con dificultad un cuerpo caído sobre el cofre e intentó abrirlo sin éxito. Maldita sea... el hechizo de rejuvenecimiento conllevaba efectos secundarios muy incómodos como las pulsiones infantiles que la dominaban a veces y destrozaban su autocontrol... a veces era casi imposible controlarse suficiente tiempo como para realizar hechizos...

-¡Acabaré con todos los morrofeos!- lloriqueó por lo bajo entre un par de hipidos... -¡Contrólate!¡Eres la mayor hechicera que jamás existió! Estos dos no deben notarlo.

Giró su rostro y observó cómo sus dos compañeros circunstanciales, habían escogido una puerta de las dos posibles y se afanaban en acceder a la siguiente sala... el tiempo iba muy justo antes de que se cerrara el portal... se apresuró a abrir el cofre y recoger el contenido, corrió tras ellos conforme entraban en la siguiente sala, desatando el caos.

Lucky empezaba a sentirse agobiado... estaba desplegando todas sus habilidades y a duras penas lograba sortear a los enemigos... el tiempo apremiaba y se habían metido en un lío. La sala desde la que venían tenía un portal del que no dejaban de salir morrofeos, las puertas a ambos lados de la sala actual, retumbaban por los hachas que intentaban echarlas abajo y algo le hacía pensar que la siguiente sala no iba a ser mejor... 

Aunque la pequeña maga parecía se apañaba para frenar a las criaturas del portal, ya la había visto fallar alguna vez y no se sentía confiado...

Un click le indicó que el ladrón había logrado su objetivo, a la vez, una de las puertas cedió.

-¡Niña, Corre!-

Disparó un par de veces, descuidadamente hacia la puerta hundida mientras se sumergía por la recién abierta... dentro esperaba el infierno, pero él lo llevaba a todos los lugares donde iba y eso no lo iba a amilanar.

Cuando ella entró se le heló la sangre. Durante un par de momentos se planteó darse la vuelta y enfrentarse a los horrores que restaban en las habitaciones ya superadas y a los enemigos que los perseguían.

Llegó a tiempo para ver cómo caían tanto el ladrón como el pistolero a ambos lados de la puerta por la que acababa de entrar, estaban heridos pero no muertos, menos mal. Ya había habido un par de momentos en los que había pensado que no se volverían a levantar, pero ahí seguían...

Alzó la vista, al otro extremo, un gigante con un garrote babeaba y gritaba... probablemente era el causante de que sus compañeros estuvieran magullados junto a ella... a su alrededor la habitación hervía de morrofeos y no paraban de salir de los portales, tras ellos, vio el portal objetivo. ¡Por fin habían llegado! Pero ahora no era más grande que ella y se veía encoger.

-Muchachos, necesitamos coordinarnos o todo estará perdido...

-Ya era hora para que actuara como la gran hechicera nos dijeron que era, ¿Qué hacemos?

Escucharon el plan que borboteó de su boca, los morrofeos se acercaban. Él ladrón sonrió, le gustaba. El pistolero corrió obediente hacia el grupo más numeroso disparando tan rápido como era capaz, la niña conjuraba algo contra el gigante y parecía que funcionaba... se puso su capa de sombras y desapareció.

Actuaban como un equipo de verdad, por primera vez desde que entraron en los pasadizos, pero era tarde. Lucky sintió un par de puñales, pese al daño que hacía en esos monstruos, no daba a basto. Al menos, los hechizos de la niña habían herido al gigante, y no se sabía bien cómo, el ladrón se había puesto a su espalda y estaba hiriéndolo también, pero el portal se cerraba y algunos morrofeos seguían plantados delante...

Sacó su munición especial, rellenó sus armas y disparó contra ellos.

-¡Niña, hazlo ahora!- el ladrón estaba viendo el hueco que acababa de abrirse gracias a las balas, el portal medía tan solo unos palmos de altura... Ella se percató, lanzó el hechizo y se teleportó junto al pequeño hueco, salto dentro, era tan pequeño que entró por poco... ¡lo habían conseguido, ella había entrado! 

El portal se había cerrado y estaban encerrados, se juntaron en el centro de la sala... de pronto parecía más oscura... 

¡Había pasado! Le dio tiempo a ver cómo se cerraba y quedaban al otro lado... ahora le tocaba enfrentarse a todo un reino de enemigos ella sola... o no, si lo que le habían dicho era cierto y había habido más grupos de héroes... Sea como sea, lo descubriría pronto.

-¡Uy, un perrito!- empezó a acariciarlo y vio una elfa a un par de metros.

-¿Tú eres los refuerzos?- la escrutó – Anda vamos, hay mucho que hacer y hay otros por aquí.



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